Versículo clave: Mateo 28:19-20 – «Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado.»
Hoy nos posicionamos en la misión que Dios nos ha confiado: ser portadores de Su amor y mensajeros de esperanza. Recordemos que somos enviados con un propósito divino, y nuestra fuerza proviene de Aquel que nos envía.
Comencemos nuestra jornada con una oración, pidiendo a Dios que guíe nuestros pasos en esta misión. Recordemos que no estamos solos; el Espíritu Santo nos capacita para llevar a cabo la tarea que se nos ha encomendado.
Reflexionemos sobre el mandato de Jesús en Mateo 28:19-20. Vamos y hagamos discípulos, no solo enseñando con palabras, sino también con nuestro testimonio viviente. Que nuestras acciones reflejen el amor y la gracia que hemos recibido.
¿Cómo podemos aplicar hoy el mandato de hacer discípulos en nuestra vida cotidiana?
Que nuestras acciones reflejen el amor y la gracia que hemos recibido, y al encontrarnos con otros, seamos conscientes de las oportunidades para compartir la esperanza que hay en nosotros.
1. ¿Qué pasos prácticos podemos dar para compartir la esperanza de Cristo con aquellos que nos rodean?
2. ¿En qué áreas de nuestra vida necesitamos depender más del Espíritu Santo para cumplir nuestra misión?
Oremos por aquellos a quienes estamos llamados a alcanzar. Que sus corazones sean receptivos a la verdad del Evangelio, y que experimenten el amor transformador de Cristo. Que, al final del día, podamos decir con confianza: «He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe» (2 Timoteo 4:7). En el nombre de Jesús, amén.
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