En el centro de la adoración genuina yace la intimidad con Dios. Más que una mera formalidad o un acto externo, la adoración se convierte en un encuentro transformador cuando nos permitimos acercarnos a nuestro Creador con un corazón abierto y sincero. Es en la intimidad con Dios donde encontramos la plenitud de su amor, la revelación de su propósito y la alegría de una comunión profunda.
Un Encuentro Personal y Profundo:
La intimidad con Dios no es un privilegio exclusivo de unos pocos, sino una invitación abierta a todos sus hijos. Él anhela conocernos profundamente, revelar su corazón a nosotros y caminar junto a nosotros en cada paso de nuestro camino.
«Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.» Santiago 4:8
Este versículo nos anima a dar el primer paso hacia la intimidad con Dios, confiando en que él responderá a nuestro llamado.
Más Allá de la Superficialidad:
La intimidad con Dios implica ir más allá de las oraciones superficiales y las rutinas religiosas. Se trata de abrir nuestro corazón a su Presencia, de compartir nuestros pensamientos y sentimientos más profundos, y de escuchar su voz con atención.
«Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?» Salmos 42:2
Este clamor del salmista refleja el anhelo del corazón humano por la intimidad con Dios.
La Intimidad como Fuente de Adoración:
Cuando experimentamos la intimidad con Dios, nuestra adoración se transforma en una expresión genuina de amor y gratitud. Ya no adoramos por obligación o costumbre, sino por el gozo de estar en su Presencia.
«Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él.» Salmos 34:8
Este versículo nos invita a experimentar la bondad de Dios y a confiar en él, lo cual nos lleva a una adoración más profunda y significativa.
Cultivando la Intimidad:
La intimidad con Dios se cultiva a través de la oración constante, la meditación en su Palabra, el tiempo a solas con él y la práctica de la gratitud.
«En mi cama me acuerdo de ti, Y medito en ti en las vigilias de la noche.» Salmos 63:6
Este versículo nos muestra la importancia de buscar a Dios en todo momento, incluso en la quietud de la noche.
La intimidad con Dios es el corazón de la verdadera adoración. Que podamos abrir nuestro corazón a su amor, cultivar una relación profunda con él y experimentar la plenitud de su Presencia en nuestra vida.
Basado en el libro “Diseñados para Adorar” – A.W. Tozer