Ser discípulos de Jesús implica más que creer en él; implica imitarle. Él nos dejó un ejemplo perfecto de amor, servicio y humildad, invitándonos a seguir sus pasos y a ser transformados a su imagen.
«Porque para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas.» 1 Pedro 2:21
El Carácter de Cristo:
Imitar a Jesús implica cultivar su carácter en nosotros: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. El fruto del Espíritu es la evidencia de que estamos siendo transformados por su gracia.
«Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.» Gálatas 5:22-23
El Servicio de Jesús:
Jesús vino a servir, no a ser servido. Imitarle implica adoptar una actitud de servicio hacia los demás, buscando sus necesidades y priorizando su bienestar.
«Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.» Marcos 10:45
La Humildad de Jesús:
Jesús se humilló a sí mismo, tomando forma de siervo y obedeciendo hasta la muerte en la cruz. Imitarle implica renunciar al orgullo y la arrogancia, y adoptar una actitud de humildad y dependencia de Dios.
«Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.» Filipenses 2:5-8
Que podamos imitar a Jesús en cada aspecto de nuestra vida, permitiendo que su amor y su gracia nos transformen a su imagen.