El corazón de una madre
Mateo 15: 21-28
«Partiendo de allí, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón. Una mujer cananea de las inmediaciones salió a su encuentro, gritando: —¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada. Jesús no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron: —Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando. —No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel —contestó Jesús. La mujer se acercó y, arrodillándose delante de él, le suplicó: —¡Señor, ayúdame! Él le respondió: —No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros. —Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos. —¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.»
1. Estos pasajes nos hablan de una madre con un corazón amoroso y sufriente, el amor de una madre es abnegado y valiente
Estaba destituida de las promesas para el pueblo De Dios , vemos tres cosas: A. Su fe llamo la atención del Señor
B. Su persistencia (No desistió)
C. Abnegación (se le compara con unos perrillos) y no se molesto
2. Su refugio verdadero , oyó al Señor ,el único salvador cayo de rodillas y lo adoro
3. Su prueba de fe
Esta madre fue probada grandemente, el Señor guardó silencio a sus pedidos
Los discípulos le impedían comunicarse con el maestro
4. la victoria de la fe
Jesús le dice hágase contigo como quieres v28
Agradeció y oró.
Su fe alegró al Señor, El no la exaltó, por su humildad, su amor de madre o persistencia sino por su fe. Y al instante su hija fue sana.
Conclusión
Nuestro rol como madres es amar, interceder, enseñar, corregir, apoyar y dar testimonio a nuestros hijos y presentarlos al Señor
Que Dios nos conceda ser como esta mujer en nuestra fe y amor por nuestros hijos y nuestra fe en Él, superen cualquier situación o circunstancia que nos acontezca .
Oración
Señor es mi oración en este día por todas las madres del mundo, para que nuestros corazones sean transformados y tu seas nuestro refugio en todo tiempo , con la plena confianza que tú escuchas nuestra oración , que nuestra actitud sea de adoración en todo tiempo porque en el momento de prueba podremos oír lo que la mujer Cananea anhelaba escuchar
Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.»